25.9.14

DOCUMENTAL: "Robamos secretos: la historia de Wikileaks" 2013

Mucho habría que hablar sobre la legitimidad de las filtraciones de Wikileaks: implicaciones políticas, diplomáticas, jurídicas, éticas, periodísticas, acusaciones de agresiones sexuales, disensiones internas, etc... Para ello recomiendo ver el documental "Robamos secretos: la historia de Wikileaks". Aunque lo hago con ciertos reparos, ya que el mismo título está tomado de un exdirector de la CIA (Michael Hayden) que afirma sin ruborizarse que "nosotros robamos secretos". "Nosotros" se refiere obviamente a EEUU, no a Wikileaks. El documental parece dar una de cal y otra de arena, y para dar sensación de objetividad nos cuenta los éxitos y fracasos de la organización de Assange. Pero como relato a continuación, Wikileaks ha contestado párrafo a párrafo al documental, y tras comprobar algunos detalles por mí mismo, he llegado a la conclusión de que el documental así como algunos de sus entrevistados (principalmente Nick Davies) mienten para denostar a Julian Assange.


Pero aquí yo me voy a centrar solamente en una de las principales críticas que se le han hecho, a saber, las consecuencias perniciosas para personas inocentes que salían en sus filtraciones. Podríamos decir que serían sus "daños colaterales".

A este respecto Julian Assange ha ido evolucionando según ha tenido que ir publicando sus filtraciones. En el vídeo que ahora comparto, que son extractos del documental, se puede comprobar dicha evolución. A pesar del sesgo e incorrecciones que denuncia Wikileaks, el documental presenta con más o menos atino, una evolución que va desde la publicación a toda costa, hasta un ejercicio de responsabilidad más serio. 
En un principio, Julian Assange solo tenía en cuenta el derecho a la transparencia y su obsesión por vencer a los gobiernos que quieren ocultar secretos. Si había afganos que colaboraron con los EEUU y sus nombres salían en sus filtraciones, era un problema de ellos que se habían convertido en colaboradores de EEUU. No contemplaba ningún matiz. Cuando preparaba su primera gran filtración sobre Afganistán, Assange tenía claro que su enemigo era EEUU. A Julian Assange se le planteó el dilema de censurar parte de la información que le habían pasado, para salvar a inocentes, o dejarla intacta a riesgo de que tuviese consecuencias indeseadas. Su primer impulso fue publicar la información sin editar, respetando al máximo el principio de que la fuente le entrega la información para que la publique, y que no le corresponde a él censurar nada de ésta. Algunas partes del documental lo retrata como un autómata que solo tiene vida digital y actúa de forma binaria: si dispongo de información la publico. Como binarios son los planteamientos que quieren presentarlo como ángel o demonio, com si no tuviera sus defectos de carácter o intrasigencias como cualquier ser humano. Ciertamente sus propuestas de transparencia pueden ser radicales, pero no es cierto que no le importaran sus consecuencias. Simplemente le repugnaba que los que escondían estos sucios secretos usaran su responsabilidad moral, para frenar la publicación, y se resistía contra viento y marea a retocar la información.

Sin embargo, al final accedió y cambió de postura. Intentó que el propio Pentágono corrigiera los nombres de los 15.000 documentos más sensibles, y como no lo consiguió no los publicó. Sí publico otros 75.000 documentos sin editar, que en comparación no tenían tantos problemas: tan solo un centenar de nombres afganos. Estableció un método para minimizar riesgos, aunque según sus propias palabras, no subordinaban el objetivo al método. Según Nick Davies, colaborador en la publicación en prensa de los diarios de Afganistán, no existió tal método. En la contestación al documental de la página de Wikileaks se denuncia la hipocresía de Nick Davies, que escribió un artículo en The Guardian en el que contaba el proceso de edición de Wikileaks para evitar daños a inocentes.
 
No obstante, Assange siempre ha defendido que sus filtraciones no han tenido ninguna consecuencia negativa para inocentes implicados, y en el documental no se prueba otra cosa. Pero el mero hecho de que se existiera el riesgo fue usado por EEUU para acusar a Wikileaks de irresponsables y tener las manos manchadas de sangre. Ahí EEUU le ganó la batalla mediática, o al menos lo intentó.

Cuando publicó los diarios de guerra de la guerra de Irak, Wikileaks había perfeccionado su sistema para minimizar daños. Assange había asumido con naturalidad, y sin tanta resistencia, una ética periodística y cierta responsabilidad moral. La evolución es clara y no sería justo presentarlo como un monstruo devora-secretos que se lleva por el camino la vida de inocentes. Se reveló que EEUU escondía datos de bajas civiles y de torturas que permitieron entregando detenidos a militares extranjeros que sabían que torturaban. Nadie sabía que Obama hizo esto, o al menos nadie podía demostrarlo hasta que se publicó.

Cuando publican los cables diplomáticos Assange y Wikileaks se van desmoronando, y la causa principal es la ruina económica en la que se ve inmerso para defenderse de la persecución de EEUU y de las acusaciones de agresiones sexuales que perseguían una extradición a Suecia. Al final la función de guardián de secretos queda tocada, ya que no hay fondos para controlar bien la organización, y un miembro de la misma pasa una información sin editar que llega a manos de "un dictador europeo"... Rastreando en Internet no he podido encontrar ninguna confirmación de esto. 

De hecho he dado con la contestación de Wikileaks a estas acusaciones. Wikileaks publica la transcripción del documental, con sus notas al margen denunciando las tergiversaciones del mismo. Por lo visto Wikileaks ha solicitado más información sobre ese supuesto dictador europeo pero no han recibido más contestación.

Otra de las afirmaciones que Wikileaks denuncia como tergiversación del documental son las ediciones de audio de un programa de radio, usado en el documental, en el que dan a entender que Assange responde afirmativamente a la pregunta de si publicaría el método de envenenar las aguas de un río aún a riesgo de que ello implicase riesgo de perder vidas humanas. Julian Assange contesta que sí, pero la pregunta no sale grabada, es una narración del entrevistador. Y aun en el supuesto de que así hubiera sido, Assange explica en la misma entrevista que si se diera un riesgo así, entre la vida y la muerte, actuarían para evitar una tragedia, pero matiza que nunca se les ha presentado un caso así tan en "blanco y negro". La tergiversación del entrevistador radiofónico, así como la omisión del documental de la explicación de Assange, me hace pensar que efectivamente no se le hace justicia a Assange. Hay quien dice que, en todo caso, la preocupación de Assange sería exclusivamente para con sus fuentes, pero no para otras vidas en peligro.

A pesar de estas incorrecciones del documental, es creíble que Assange haya sufrido una evolución similar a la que he comentado. No partiendo de la absoluta despreocupación de un friki que es como lo pinta el documental, pero quizás si estuviera en un principio más obsesionado por el "objetivo" más que por el "método". Debido a su carácter voluble y sus continuas peleas con sus colaboradores, no parece extraño que en sus primeros pulsos a EEUU fuera más impaciente e intransigente que después de madurar como estrella mediática.

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