El cierre de Megaupload ha sido un duro golpe para mis blogs de documentales (Producciones Porcinas Crespo), es más, yo diría que ha sido un golpe mortal. Mortal porque el trabajo de subir documental a documental, o dvd a dvd, es tan costoso en términos de tiempo y paciencia que probablemente no me dedicaré a "re-subir" todo lo perdido. Digamos que el día 19 de Enero de 2012, fue una "matanza" de la que no se me avisó.
Alguien se lo podría tomar a coña, pero creo que estoy experimentando lo que significa el poder apisonador del imperio estadounidense. En otras ocasiones, el imperio ha usado su ejército para defender sus intereses, aún a costa de la vida de mucha gente inocente, y lo ha hecho con pretextos grandielocuentes y rimbombantes como la libertad y la democracia. Esto ha sido así durante mucho tiempo, y se sigue repitiendo como si lo hiciesen por primera vez.
La diferencia en que en este caso no ha usado bombas ni aviones, sino al FBI y su capacidad para cerrar una web, siendo la consecuencia la perdida de millones de archivos que mucha gente tenía legitimamente almacenados en esa web. Y como es costumbre, no solo les ha afectado a los usuarios estadounidenses, sino también a los del resto del mundo. Yo, ciudadano español, con un contrato legal con Megaupload, se me despoja de mis derechos y pierdo el dinero que había pagado por esos servicios. Por supuesto mi gobierno no ha dicho una palabra al respecto, siendo España el cuarto país con más usuarios de Megaupload.
La única defensa ha venido de parte del grupo Anonymous que ha hecho algunas gamberradas contra el FBI y los demás interesados en esta operación de piratas. Habría que plantearse seriamente la opción de demandar al FBI para que podamos recuperar nuestros archivos, somos muchos/as los afectados y no podemos permanecer tan tranquilos mientras nos roban nuestros archivos. Aunque la batalla jurídica trascenderá a los archivos perdidos, lo que se está discutiendo en realidad es si los gobiernos tienen derecho no solo a mirar en nuestras cajas fuertes de casa (discos duros en Internet) sino si pueden llevarse esas cajas fuertes aún sin saber lo que hay dentro. Esto puede hacerse extensivo a cuentas de correo con miles de correos que almacenamos como recuerdos y que podemos perder cuando al FBI de turno le de por ahí.
Llegados a este punto habrá alguien que se pregunte si yo tenía legitimidad sobre esos archivos. Y la pregunta es muy oportuna, porque yo no tenía el derecho de los autores de esos documentales. Pero la pregunta se contesta con otra pregunta: ¿A quién le perjudicaba que yo subiera esos documentales? A nadie. No es lo mismo subir la última película de estreno que subir un documental que no se proyectará nunca en salas de cine, y que nadie iba a contratar unos servicios de TV solo por verlo.
Mi colección de documentales era una pasión muy personal, solo otros freekes se dedicaban a descargarlos. Comprendo que en el caso de las películas de estreno, las que están en pantalla, pueda haber gente que deje de ir al cine porque tiene la oportunidad de verlo online... aún así me cuesta creerlo, porque la calidad de estas grabaciones rápidas es pésima, pero bueno, acepto que al menos cuando la película tenía ya un tiempo y estaba en DVD, la gente dejaba de visitar el video-club porque podía descargársela facilmente de Internet con una calidad muy buena. Pero en el caso de mi colección de documentales, colección ordenada por temas y obtenida en su mayoría de canales de TV (públicos y privados) no existía tal perdida. ¿Qué personas estaban dejando de pagar el Canal Plus por culpa de que pudieran bajarse documentales de mi blog? ¿Cuántos iban a comprar un DVD del documental que yo había colgado, y por eso precisamente ya no lo compraban? La gente que le gusta el género, como a mi, se compra en edición especial lo que realmente le gusta tener, y lo de bajarse documentales, solo queda como un recurso gratuito para culturizarse e informarse que de otra manera no se rellenaría con ninguna otra actividad económica. La pérdida económica es inexistente. Más bien al contrario, el hecho de poder ver tantos documentales como los que otros gigantes del género a quienes yo admiro (bizzentte y elrond) cuelgan en la red, solo me dan ganas de comprarme algunos, solo algunos pocos documentales de los que ellos cuelgan. Los más selectos, los que más me han gustado, los que he podido ver y pienso que son obras maestras...y sé que son buenos porque he podido verlos gracias a que personas como ellos los han colgado. De otra forma pasarían inadvertidos y nunca me plantearía comprarlos, porque ni tienen campañas de publicidad ni los venden en las tiendas, ni nada de nada. Son gustos minoritarios que salvo escasas excepciones como los de Michael Moore y otros, no llegan a comercializarse, y si lo hacen se perderían en el polvo de los almacenes de un centro comercial. Solo gracias a Internet terminan siendo conocidos por los amantes de los documentales, y si los quitan de Internet, no vamos a ir a comprarlos en masa, sobre todo, si no los hemos podido ver antes.
Aún cuando todos estos argumentos de peso se desechasen esgrimiendo la letra de la ley, es decir, que yo no tengo los derechos de autor y no puedo distribuirlos ni copiarlos ni regalarlos.... tengo que decir que nunca he reicibido una queja de alguna productora que haya visto mermar sus ingresos por culpa de mi actividad cultural, de mi actividad pirata según la ley. ¿No debe probarse fehacientemente la tesis penal antes aplicar la consecuencia jurídica? ¿Acaso no debe evitarse en derecho penal la generalizacion de la culpa colectiva y perseguir solo la culpa individual por actos que se puedan probar y no suponer? ¿Cómo lo ha hecho el FBI? ¿Con unas estadísticas que me igualan a los que entran con cámaras en las salas de cine para grabar las películas de estreno? ¿Esas mismas estadísticas e informes interesados que dicen que yo soy responsable solidario de las perdidas millonarias de la insductria del cine y de la música? Y si lo es solo el dueño de Megaupload, ¿por qué coño me impiden a mi acceder a mis archivos? Por no hablar de los documentos privados o de empresa que tenía en Megaupload, a modo de disco duro de seguridad.... qué ingenuo... ¿Pero entonces, qué está a salvo de la mano de EEUU, de las manos de los gestores de derechos de autor?
Ya no hace falta que te lucres o generes perdidas ilegítimas en los autores... la típica cinta de radiocasette que le grababas a tu amigo con un disco que tú tenías, también sería objeto de avasallamiento por parte del FBI. No se puede legislar de cara a la realidad, y somos muchos los que usamos los discos duros virtuales como Megaupload. Es verdad que con diferentes contenidos y con diferentes intenciones, pero no podemos tolerar que nos conviertan a todos por igual en criminales a fuerza de decreto.
Y si el dueño de Megaupload, era aficionado a los excesos y despilparros de millonarios caprichosos, pues me parece muy mal, pero peor me parece que sigan repitiendo estas imágenes del gordo-millonario-mafioso-supermalo en vez de denunciar sobre el atropello que ha supuesto para muchos que nos hayan robado los archivos y los servicios contratados. Quieren hacernos pasar por víctimas de un fraude millonario (a lo mejor incluso como colaboradores), cuando en realidad somos víctimas de un fraude gubernamental.
Por cierto, ¿cuándo cerrará el FBI algún paraíso fiscal? Algunos bancos también ganan dinero de fortunas de origen fraudulento, y se sabe, pero no se les mete mano.
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