Las asociaciones de consumidores, que no pretenden subvertir el sistema ni
una revolución bolchevique, tratan de informar al ciudadano de las opciones que
tiene ante este océano de leyes y trucos que las empresas usan para cansar al
consumidor y hacerle que desista de quejarse. La unión de estos consumidores,
formalizada en asociaciones, constituye un mínimo de dignidad y disidencia que
cualquier sistema político debería tolerar sin sentirse amenazado.
FACUA, de la que he formado parte durante muchos años, es un ejemplo de asociación que no se conforma con asesorar a los consumidores cuando llega el problema, sino que con muy buen criterio, considera que criticar los planes políticos del gobierno de turno es ir a la raíz del problema antes de que surja el problema. Defender los derechos de los consumidores no es solo ofrecerles una hoja de reclamaciones y aunar sus esfuerzos en acciones colectivas; también es criticar la política de subida del IVA o de recortes en sanidad o de entreguismo a las empresas energéticas, etc… Al menos así lo entiende FACUA, y acertada o equivocadamente, se ha ganado el derecho a hacerlo, no solo por sus 30 años de historia criticando a TODOS los gobiernos, sino por ser una asociación española a la que se le supone libertad de expresión.
FIRMAD A FAVOR DE FACUA en el siguiente enlace:
https://www.facua.org/es/camp.php?seccion=20
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