Bien mirado, la historia en realidad no pasa de un telefilme barato de mediodía, una pobre versión de alguna historieta de Agatha Christie: la rica esposa de un mediocre novelista, Michael Peterson, muere cayendo por la escalera, pero la investigación policial encuentra indicios que hacen pensar que el famoso escritor la empujó para poder cobrar el seguro de vida.
Tenemos muchos casos parecidos, secuestros, desapariciones, violaciones y asesinatos que alimentan el morbo en nuestro televisor. Lo interesante de este caso, cinematográfica y jurídicamente, es por una parte la elegancia en la narración, y por otra la oportunidad de vernos caminar junto al acusado por el laberinto de la justicia estadounidense.
Hace ya más de diez años desde que Canal Plus nos trajo a España esta historia que se ha convertido en una serie de culto dentro de un subgénero muy específico: los casos judiciales.