21.2.17

SERIE DOCUMENTAL: "Los faraones del Egipto moderno" (2015)



A veces vemos noticias sobre Oriente Medio de las que solo somos capaces de extraer una impresión inmediata y superficial. Eso es porque a menudo desconocemos la historia, nos queda muy lejana.

Esta serie documental de Jihan El Tahri (una de las mejores cineastas independientes de nuestro tiempo) cuenta la historia reciente de Egipto: las luchas intestinas, las traiciones, la represión, el desencanto y paciencia de un pueblo, las tensas relaciones con los radicales religiosos, etc... Todo ello es pieza clave para comprender las noticias del laberinto en que se ha convertido Oriente Medio, y que apenas entendemos.


¿Qué pensaría un extraterrestre de las manifestaciones del 15-M si no supiera nada de la crisis o la corrupción en España? ¿Qué pensaría de una manifestación gay si ignora la historia de discriminación contra los homosexuales? La ignorancia hace que lo metas todo en el mismo saco y que trates a todo un país (o incluso una región como Oriente Medio), como una masa uniforme, cuando en realidad son tan variopintos como cualesquiera otros.

Afortunadamente la ignorancia tiene remedio, solo hay que molestarse un poco en profundizar. Si te interesa el tema, esta serie te ayudará a vaciar el saco de la historia de Egipto, y así distinguir a sus actores y sus tiempos. La próxima vez que veas un noticia sobre Egipto, o sobre Oriente Medio, lo verás bajo un prisma diferente. A menos que prefieras seguir viéndolo desde una óptica simplificadora, pero entonces ya no será un problema de ignorancia. 

  
EPISODIO 1. NASSER




Nasser era el número dos de una revolución popular que echó a un dictador, el rey Faruk, el cual permitía la ocupación británica.

El número uno de esa revolución fue Naguib. Naguib pretendía un gobierno que imitase el sistema de partidos que había en Occidente, mientras que Nasser quería ampliar la revolución hasta ser totalmente independiente de Occidente. Nasser siempre quiso un Egipto laico, aunque toleraba ciertas cotas de poder de Los Hermanos Musulmanes, pues representaban un gran movimiento popular que no podía despreciar. Naguib, en cambio, creía que a los Hermanos Musulmanes les correspondía tener más poder, mantenía contactos secretos con ellos y cuestionaba que el ejército pudiese perpetuarse en el poder más allá de lo necesario.






El pueblo estaba dividido entre el número uno y el dos, pero un atentado contra Nasser terminó por darle el empujón que necesitaba. Una vez en  el poder, intentó ganarse la simpatía de EEUU, un país que en teoría rechazaba el colonialismo británico, con la intención de que les ayudase a construir una megaconstrucción que modernizaría Egipto: la presa de Asúan. EEUU finalmente no apoyó la construcción de la presa, y ante la falta de financiación Nasser nacionalizó el canal de Suez.

Tres países atacaron a Egipto para recuperar el canal. Francia y Reino Unido conspiraron junto a Israel para frenar a Nasser, pero éste repelió la agresión y consiguió echar definitivamente a los británicos. Ahora miraría hacia la URSS para construir su presa.

Nasser se volvería más temeroso de sufrir un golpe de estado, y sería implacable con la disidencia de Los Hermanos Musulmanes,  los cuales no tardarían en radicalizarse de la mano de Sayid Qutb, el mártir que décadas más tarde serviría de inspiración a AlQaeda. Mientras tanto, Nasser, obsesionado con recuperar las tierras ocupadas por Israel ataca a este país, no solo perdiendo militarmente, sino también políticamente. Su socialismo empezó a cuestionarse al mismo tiempo que decaía su liderazgo anti-imperialista en el mundo. La derrota fulminante hizo que Nasser dimitiese, pero el pueblo salió a las calles para obligarlo a quedarse. No lo haría por mucho tiempo, ya que para justificar la derrota ante Israel montó un juicio contra algunos militares que fue bastante impopular.

La gente no quería ajustarle cuentas al ejército, y de ahí estalló toda la oposición contenida a la dictadura que Nasser había impuesto. La disidencia no aguantaba más y los estudiantes se manifestaron contra Nasser por primera vez. Las demandas de libertad estallaban en las calles cuando Nasser moría en su cama.

Nasser fue querido incluso hasta sus últimos momentos. Recibió uno de los funerales más multitudinarios de la historia, incluso habiendo muerto en su peores momentos políticos. No sería la primera ni la última vez que un dictador era aclamado por su pueblo, identificándose con un libertador que les dió identidad nacional e independencia, pero también trajo pobreza, dictadura y promesas incumplidas de modernización. El legado de Nasser: ¿Héroe o villano? ¿Revolucionario o faraón? Probablemente todo ello sea cierto.




EPISODIO 2: SADAT




Sadat, vicepresidente con Nasser, hereda el poder a la muerte de éste, pero no creía en el proyecto socialista ni en recuperar las tierras ocupadas por Israel. Los ministros de Nasser recelaban de Sadat, pero éste pronto se los quita de en medio y proclama que nace un nuevo periodo de libertad y capitalismo.
Sin embargo, se encuentra con la oposición de los estudiantes de las ciudades que piden la reanudación de la guerra con Israel y ven la nueva política de Sadat como una traición a la revolución de 1952. Entonces, Sadat anima a los estudiantes islamistas que venían del campo a que echen a los otros estudiantes que controlaban la universidad, y con la ayuda de las fuerzas del orden lo consiguen.
Pero lo que consigue en la universidad no lo consigue en el país. En un principio libera a los enemigos de Nasser, los Hermanos Musulmanes, con la esperanza de controlarlos para su beneficio, pues ellos tampoco querían ir a la guerra contra Israel. Consideraban que la guerra se volvería a perder a menos que la sociedad y el estado abandonasen la laicidad y abrazasen el islam. Pronto los Hermanos Musulmanes se dividen, y algunos optan por la vía armada para conseguir sus objetivos.
Sadat no puede contener más tiempo al ejército y ataca a Israel en el Yom Kippur. Pero es una guerra limitada, sin intención de prolongarse o ni siquiera vencer; Sadat sabía que eso era imposible, pero al menos saldría de la humillación y demostraría que Israel no era intocable. Los EEUU intervienen para pacificar la zona, y Sadat aprovecha para implementar su proyecto capitalista bajo el paraguas de EEUU.
El resultado fue una gran desigualdad social, unos pocos se beneficiaban mientras la mayoría se empobrecía. Los precios de productos básicos subían y "la revuelta del pan" tuvo que ser contenida por el ejército.
En el frente religioso se le abría otra brecha a Sadat. Muchos egipcios  emigraron a Arabia Saudí, donde el salafismo impregnaba a los emigrantes, y cuando estos regresaban a Egipto importaban una versión del islam radical, el wahabismo. Uno de los Hermanos Musulmanes que Sadat liberó, Chukry, se había radicalizado en la cárcel y dirigió una organización terrorista inspirada en Qutub: "Anatema y Exilio". Tras ser ejecutado se convertiría en otro mártir más al que los terroristas islamistas podían imitar.
En ese contexto Sadat firma los Acuerdos de Camp David, y decide reconocer el Estado de Israel a cambio de que le devolviesen las tierras ocupadas. Esto supuso que el resto de países árabes rompieran relaciones con Egipto, y mucho ciudadanos egipcios lo vieran como una traición, política y religiosa, a las luchas que habían mantenido con su enemigo desde generaciones. Sin embargo, los Hermanos Musulmanes, seguían fieles al pacto que los había liberado, y guardaron silencio.
Cuando la URSS invadió Afganistán, Egipto mandó a yihadistas a frenar a los soviéticos (ordenado por EEUU, pero también para calmar la presión islamista interior), pero allí en el frente se formaría el huevo de la serpiente de AlQaeda. Mientras tanto, Sadat, para frenar la amplia oposición popular a los acuerdos de Camp David, encierra a 1500 personalidades de Egipto, de toda condición, clase o religión, que se oponían a sus planes políticos. Y allí se fragua el atentado que acabaría con su vida, con los yihadistas entrenados militarmente en Afganistán.
Sadat quiso la paz con Israel, y un sistema capitalista con libertades civiles, pero al igual que su predecesor Nasser, no encontró otra manera para ejecutar sus planes que la represión. A diferencia de Nasser, Sadat quería ser un presidente piadoso, y trató con mano blanda a los islamistas políticos, que no solo se volvieron en su contra, sino que tratarían de imponer su fundamentalismo religioso en el resto del mundo.

EPISODIO 3: MUBARAK


Mubarak siempre buscó la estabilidad, una de cal y otra de arena, un equilibrio que le permitiese un día más en el poder. Por eso liberó a las 1500 personas que encerró su antecesor, al tiempo que mantenía la cooperación con EEUU. Los Hermanos Musulmanes, que seguían prohibidos por ley, se presentaron a las elecciones mediante una alianza contranatura con los liberales laicos. Era la primera vez que la Hermandad Musulmana obtenía representación parlamentaria, pero no la suficiente para aprobar leyes, y eso causó frustración entre algunos de sus miembros que optaron por ir a hacer la guerra santa fuera de Egipto. Mubarak incluso daba dinero para ello, pues le convenía que se fueran a Afganistán, así complacía a EEUU que apoyaba a los muyahidines en Afganistán contra la URSS.
Cuando Sadam invade Kuwait, Egipto se implica de lleno del lado de EEUU, y éste  le perdona la deuda externa. A cambio abrirá Egipto a la privatización de muchos sectores, creciendo económicamente, pero olvidando a las clases populares que se empobrecían  mientras veían artículos de lujo en los escaparates. Mubarak estaba repitiendo los errores de Sadat, y las empresas asociadas al ejército egipcio que tradicionalmente se llevaban todos los contratos,  veían con recelo a sus nuevos competidores. Mubarak intentaba calmar a unos y a otros, para mantener un equilibrio que le permitiese más tiempo para seguir en el poder.
Cuando sucedía alguna calamidad, como algún terremoto, los únicos hospitales en condiciones de reaccionar eran los de los Hermanos Musulmanes. El Estado hizo dejación de sus funciones, y los Hermanos Musulmanes lo suplieron socorriendo a la población con su red asistencial para los más pobres. El Estado reconoce ese mérito y tiene la oportunidad de recuperar al sector islamista que había renunciado a la violencia. Pero en ese tiempo estaban volviendo de Afganistán los yihadistas, y se los persigue sin tregua. Estos reaccionan con más atentados, hasta que el atentado del autobús en Luxor en 1997, con 62 turistas muertos y muy mala prensa internacional, parece hacer recapacitar incluso a los más radicales.
El ejército ya desconfiaba de todos los islamistas, incluidos los Hermanos Musulmanes que parecían menos radicales que su escisión, Al-Gama'a al-Islamiyya, y estaba decidido a combatirlos a todos. Entonces, tras el 11S, la barrera entre unos islamistas y otros se difumina. Mubarak sigue prestando todo apoyo a EEUU, y ahora permite el transporte a territorio egipcio de sospechosos de terrorismo para que sean torturados e interrogados de parte de EEUU.
Mubarak planea en secreto la sucesión en su hijo Gamal, algo que no gusta al ejército. Gamal pretendía una apertura política y económica más en sintonía con los jóvenes egipcios que ahora tenían acceso al mundo exterior, gracias a las antenas parabólicas e Internet. Pero los beneficiados de esta sucesión eran los empresarios próximos al régimen, y el ejército y la sociedad lo ven como un regreso a las sucesiones monárquicas.
Tras arrestar al único que se atrevió a presentarse a su cargo (Ayman Nour), Mubarak cedió a las presiones externas e internas que demandaban más democracia, y dejó que los Hermanos Musulmanes se presentaran. Y estos obtuvieron 88 escaños. Sin embargo, en las siguientes pasaron de 88 a cero escaños. El fraude electoral ya era demasiado obvio y, junto con casos de violencia policial y una corrupción insoportable, las masas se dirigen sin miedo hacia la plaza Tahir, dando la bienvenida a la primavera árabe en Egipto el día 25 de Enero de 2011.
Denunciaban a su último faraón, Mubarak, como miembro de una dinastía militar que llevaba prometiendo un futuro mejor para los egipcios desde hacía más de 60 años.

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Como EXTRAS a esta colección recomiendo dos vídeos. 



El primero es un vídeo que desde hace unos cinco años más o menos, circula en Youtube. Se trata de un vídeo de Nasser, en el que se mofa del fundamentalismo islamista. Si comprendemos aquellos tiempos en que los musulmanes podían reirse de los islamistas, podremos comprender el contraste de estos tiempos  donde ahora los islamistas matan a musulmanes a los que consideran infieles. Sus relaciones con Occidente, la represión interna, la manipulación del movimiento islamista, etc... la historia del Egipto moderno, donde se fraguó buena parte del componente intelectual del islamismo político, está magníficamente explicado con todo lujo de detalles en esta serie emitida por el canal francés ARTE, y cuya autora (Jihan el Tahri) estuvo cinco años dedicada a su realización.



(Hay varias versiones de este vídeo en Youtube, algunas en francés y otras en inglés. La que está en castellano solo cubre una parte del discurso, y se basa en una versión inglesa. He seguido mayormente la versión francesa por parecerme más verosimil, aunque no puedo decir si es realmente más fiel al original porque no hablo árabe.)



El segundo es un magnífico documental que empieza donde acaba el tercer capítulo de la serie, justo cuando el pueblo egipcio se echa a la calle para derrocar a Mubarak. "La plaza","The Square" en inglés (en referencia a la plaza Tahir, donde empezó la revolución de Egipto de 2011, que fue una más de las revoluciones árabes en todo Oriente Medio), es el escenario por el que vemos evolucionar a los revolucionarios, presas a veces de sí mismos y de sus líderes. Magnífico documental que no hay que perderse.


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