Hace unas semanas un grupo de ateos hicieron una fiesta. Formaban, y forman parte, de una comunidad online, que de vez en cuando deciden juntarse para conocerse personalmente y hablar de sus experiencias en sus países, o simplemente estar de fiesta.
Una reunión inocua de ese tipo levantó todo tipo de insultos entre la comunidad musulmana de Malasia. Malasia es conocida por su islam moderado en comparación con el yihadismo que habita en algunos países árabes, hasta el punto de que precisamente eso la haya convertido en objetivo del ISIS. Sin embargo, esa moderación solo es relativa, pues aunque no practiquen el terrorismo, muchos tienen ideas religiosas muy intolerantes. Incluso una reunión de ateos despierta iras y amenazas de muerte en redes sociales. La cosa se pone más seria cuando la noticia llega al gobierno, y un ministro sale en televisión anunciando que tienen que "cazar" a los ateos, especialmente si han abandonado la fe musulmana.
El vídeo es lo suficientemente explicativo por sí mismo.
A los pocos días de los atentados terroristas en las ramblas en Barcelona, estaba terminando de subtitular el vídeo y pensaba que las armas las carga el diablo. Y el diablo en este caso es la religión. Por una parte resulta obvio que no todos los musulmanes son terroristas. De hecho los terroristas son precisamente una minoría que amenaza, precisamente y en mayor medida, a los musulmanes.
Dicho lo cual, negar que el terrorismo islamista tiene una motivación religiosa, es un sinsentido, solo asumible si la corrección política, o el temor a ser confundido con un racista, puede más que las evidencias. Cuando se grita "Alá es grande" en un acto terrorista, la motivación es claramente religiosa. Seguro que habrá otros factores sociales, geoestratégicos, psicológicos, políticos etc... pero la motivación fundamental, la que determina que ellos se crean mártires, es una motivación basada en el islam. Ya sea una interpretación acertada o errada de las fuentes islámicas, lo cierto es que la religión es lo que promete al terrorista un lugar en el cielo y una causa justa. Si otros musulmanes no caen en el terrorismo, puede deberse a muchas razones igualmente, pero lo que está claro es que esos musulmanes pacíficos han ignorado las peores partes del islam. Así pues, los terroristas musulmanes lo son "gracias al islam", y los creyentes musulmanes no son terroristas "pese al islam".
Son esas partes del islam, las más violentas, las más misóginas, las que se deberían cuestionar sin contemplación. Sin tener en cuenta su santidad ni su infalibilidad. Desde una perspectiva exclusivamente humanista, son esas escuelas coránicas, esas facciones y por qué no decirlo, esos versículos y fuentes varias de la fe islámica, las que generan controversia. ¿Por qué no condenar lo condenable, y respetar todas las demás diferencias? ¿Por qué callarnos?
No tenemos que aceptar todo el paquete, no al menos si somos libres de creencias irracionales. Los que podemos señalar lo peor de la religión, debemos hacerlo sin complejos. Sin temor a ofender, como no tememos ofender si señalamos la corrupción política. Hasta que no se acepte que podemos y debemos criticar la religión, especialmente lo más deplorable de la misma, incluso hasta el punto de ridiculizarla y desacralizarla, estaremos condenados a sufrir sus consecuencias.
Reconozco que este discurso no gusta a casi nadie, para algunos es racista y para otros es demasiado comprensivo con los musulmanes. Suelo estar entre dos mares, pero tengo un mensaje para cada lado de la orilla.
A todos aquellos pusilánimes de izquierdas que se sientan horripilados por una crítica de una ideología, no de sus personas, les sugiero que despierten de su letargo intelectual, porque hace tiempo que muchos tenemos claro que las personas tienen derechos, las ideas no. Son los valores de la izquierda los que tenemos que defender; la tolerancia, la solidaridad, la defensa del más débil, los derechos de las minorías... los mismos valores que el terrorismo detesta. Si por no molestar a creyentes inmaduros para el debate público no somos capaces de defender nuestros valores, estamos haciéndole el juego a una religión que seguirá inoculando el veneno del terrorismo, y éste seguirá matando musulmanes mientras nosotros decimos que los defendemos simplemente absteniéndonos de criticar todo lo que tenga de criticable su religión.
Y para aquellos buitres de derechas (aunque algunos se crean de izquierdas) que esperan cualquier barbaridad terrorista para dar rienda suelta a su patriotismo de hojalata, su xenofobia, racismo e intolerancia general ante cualquier diferencia cultural, o incluso un taimado desprecio al pobre, les digo que están en el mismo bando de los terroristas, solo les falta usar armas. Pero la munición intelectual ya la tienen consigo.
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