La serie documental "Apocalipsis: La Primera Guerra Mundial" recopila 500 horas de imágenes de archivo, y las condensa en 5 capítulos de casi una hora cada uno. El trabajo es una magnífica exhibición del esfuerzo al que han llegado sus dos creadores, Isabelle Clarke y Daniel Costelle, ambos con una larga trayectoria dedicada al mundo documental.
Las imágenes están coloreadas, y nos advierten de que algunas de ellas han podido ser rodadas antes o después de la batalla, a efectos de propaganda. Aún así, el trabajo monumental de acopio, ordenación, análisis y presentación de la historia bélica de principio de siglo XX es todo un éxito. Y lo es porque el espectador, al menos yo, me he sentido más cercano a esa guerra que nunca antes. Y la he comprendido como nunca antes. Al explicarlo todo con mapas, flechas y personajes que se repiten como hilo conductor, la narrativa te hace que no te desvincules de la historia y la sigas con facilidad aún prestando solo un poco de atención.
He rescatado tres fragmentos, que aunque no sean los más representativos de toda la historia de la Primera guerra mundial, a mí me han llamado la atención.
El primero nos cuenta cómo ya por aquellos tiempos los musulmanes turcos llamaron a la guerra santa para unirse a Alemania contra Francia, Reino Unido y Rusia. A principio de siglo Alemania procuró que el Imperio otomano permaneciese de su lado, ya que limitaba con el canal de suez, una zona estratégica para los británicos. De hecho los británicos les hicieron ofertas a los turcos, pero los alemanes las superaron y los turcos, neutrales al principio de la guerra, terminaron interviniendo en el frente ruso. La parte de Rusia que los turcos atacaron fue el Cáucaso, donde habitaban otros muchos musulmanes, con la esperanza de que si declaraban la guerra santa, muchos de esos musulmanes rusos se unirían a los turcos. Pero los turcos son vencidos, sin recibir ayuda de ningún otro grupo musulmán, y de ahí nace un resentimiento que necesita un chivo expiatorio: la comunidad armenia. El resto forma parte de la historia del semiconocido genocidio armenio.
El segundo corte tiene que ver con el papel que jugó el famoso Lawrence de Arabia. T. E. Lawrence fue un agente de la inteligencia británica que catalizó y organizó a las tribus árabes para que atacaran al Imperio otomano (los turcos) que estaba de parte de Alemania. A los árabes poco le importaba la I Guerra Mundial, pero cuando Lawrence de Arabia les promete que si les ayudan a derrotar a los turcos, les dejarán constituirse como nación árabe en todo el territorio que los turcos les habían arrebatado siglos atrás, los árabes se sublevan y entran en la I Guerra Mundial de la mano de Lawrence de Arabia. Pero tanto Reino Unido como el resto de grandes potencias, ya habían decidido como repartirse el pastel tras la guerra, y las promesas que les hicieron a los árabes se convirtieron en papel mojado.
Por último, me ha sorprendido el papel de Alemania en la revolución rusa de octubre de 1917. Nos cuenta el documental que, sabiendo Alemania que la revolución que había quitado de en medio a los zares en Rusia mantenía sus tropas en la I Guerra Mundial, se decide apoyar el regreso de Lenin a su patria. Lenin era contrario a la guerra y no se conformaba con un cambio de gobierno en Rusia, quería una revolución de corte bolchevique. Por todo ello se encontraba exiliado en Suiza. Alemania, consciente del potencial de Lenin, decide facilitar y financiar su traslado a su patria. El objetivo de Alemania no era radicalizar la revolución, sino desestabilizar el gobierno ruso provisional que todavía seguía siendo partidario de continuar en la guerra. Así, introdujeron el factor revolucionario en una población ya casanda de luchar, y consiguieron que el frente ruso desapareciese cuando la triunfante revolución rusa se retira de la guerra. Ahora Alemania, se podía centrar en sus otros frentes.
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