26.5.09

EL ENCANTAMIENTO EN JAVIER MARÍAS




Reflexiones sobre “Corazón tan Blanco” y “Mañana en la Batalla Piensa en Mi”.
ABRIL DE 2001 Pepe Crespo.



1. SOBRE LA REPETICIÓN
Las historias de Javier Marías [de aquí en adelante JM] no se repiten, pero en definitiva siempre abordan los mismos pensamientos. No importan los personajes ni sus aventuras o desventuras, si te fijas al final todo se resume en los complicados procesos mentales por los que pasamos todos los días cuando cogemos el autobús y vemos a alguien que nos recuerda a otro alguien, o una conversación que nos recuerda a otra conversación, o al significado originario de aquella palabra, y de como el personaje hace literatura al crear una metáfora entre la perversión del termino en concreto, y su propia perversión con el acto que está realizando o que realizó o que va a realizar.
Siempre hay un personaje como mínimo, que se dedica a complacer al lector al traerle al subconsciente las reflexiones que todos hacemos todos lo días, pero a las que negamos importancia, precisamente porque suceden con habitualidad. Sin embargo, en JM (y quizás por esta sea una de las razones por las que esté bien considerado en el círculo profesional), existe una conexión explícita con el mundo literario. Los personajes son escritores, o "negros". Traductores también. Quizás sea esa la mejor excusa para volver una y otra vez a lo mismo. Una auto-contemplación que de otra forma seria imperdonable. Una obsesión cuyo único argumento sostenible es que el personaje sea escritor. De otra forma sería el escritor real el que podría ser acusado de paranoico, pero con JM nunca pasa así, porque siempre es el personaje el que padece la paranoia.




Los efectos que tiene el mero hecho de contar, siempre independientemente de lo que se cuenta (ello solo es una excusa) es la base repetida hasta la saciedad en sus dos libros Corazón tan Blanco [de aquí en adelante CTB] y Mañana en la Batalla Piensa en Mi [de aquí en adelante MBPM]. Y no solo se repite la narración de la narración por un narrador que sustituye al verdadero, sino que dentro del mismo libro (cualquiera de ellos dos) se repiten ideas sobre las mismas reflexiones. Eso solo puede suceder, por tres motivos:


1. No se da cuenta, y se repite.
2. Se da cuenta, pero quiere rellenar páginas.
3. No solo se da cuenta, sino que lo persigue. Es como cuando el profesor te repite lo que dijo el día anterior, para que no pierdas de vista el meollo de la cuestión.


Y el meollo de la cuestión no es la historia en particular, sino las reflexiones que suceden en torno a ella. El hecho de que siempre llegues al mismo tipo de reflexión, casi con los mismos razonamientos, es lo que se pretende narrar en sí. No solo porque la reflexión sea interesante o ingeniosa, que suele serlo, sino porque el hecho de que se repita denota que el personaje está obsesionado, y no se lo puede quitar de encima. Leyendo MBPM, uno piensa que el personaje ya ha dicho esto anteriormente, no es nada nuevo. Pero es que no se pretende que sea nuevo. Sino reflejar que somos presos de nuestros fugaces pensamientos, que a pesar de ser fugaces, nunca nos abandonan, porque siempre vuelven cuando menos nos lo esperamos. Es el "encantamiento" del que habla en MBPM.


Hay un párrafo que lo resume muy bien, y que pone en boca de el Rey (o por lo menos un personaje bastante parecido a él; de la misma forma que en CTB juega con F.Gonzalez y M. Thatcher, o su amigo Savater que también sale en MBPM):


<<... poder pensar en lo no obligado es algo crucial para cualquiera en la vida, sea quien sea, yo al menos lo encuentro crucial, poder pensar en lo que no corresponde, vagar con el pensamiento.>>


2. EL PODER DE LAS PALABRAS Y EL TIEMPO


Las sugerencias implícitas de las palabras también es una obsesión que se ve engordada por la manía de "vagar con el pensamiento", y esta a su vez por el tiempo. Los dos libros están llenos de condicionales, rara es la página en la que no usa condicionales, o disyuntivas, o enumeraciones. Incertidumbres en definitiva. La inseguridad sobre los efectos de las propias acciones, o de las propias palabras y de las formas en las que se dicen (conversación con el gitano o “I have done the deed” en CTB; como cambian las muertes con el paso del tiempo, con la erosión que sufren al ser contadas una y otra vez en MBPM). También las alusiones a "futuro lejano" aparecen en ambos libros. Así como expresiones que le permiten vivir en el pasado, o alejarse de un presente no deseado. El efecto de pequeñas interjecciones. En definitiva lo que otro autor calificó del Poder Mágico de la Palabras, en cuanto que crean una realidad, que ni si quiera se comprueba, se asume por haber sido dicha, y se garantiza por múltiplemente contada. ("Aun no" en MBPM, o "vale" en CTB).


El tiempo deja atrás a los hechos, pero las palabras, como una máquina del tiempo (o incluso como una máquina en la que pudieras cambiar tu estatus social) traen los hechos de vuelta, haciéndote impotente, o más poderoso, según la situación (trato de usted del Rey, hablar en tercera persona del muerto, o el hecho de no poder olvidar los nombres mencionados que después servirán de carnaza al "encantamiento"; todo ello en MBPM). Los nombres, por cuanto que implican por lo menos una relación de parentesco meramente fonética (cuando uno pronuncia el nombre de una persona se le viene a la memoria otra persona con el mismo nombre que ha formado parte de nuestro pasado, y este última persona a veces no es deseable que salga de su baúl) suponen un freno indeseado en el acto de olvidar, en el acto de contar; ya no se puede contar lo mismo si estás obligado a pronunciar ese nombre; decir “esa persona” es un término neutro, pero mencionar el nombre de esa persona implicará diferentes y desiguales emociones en la conversación dependiendo del tipo de relación que haya tenido cada uno de los interlocutores. El nombre te condiciona, como el Abracadabra, por eso se suele sustituir por los pronombres personales “él/ella”.Precisamente porque el personaje de MBPM conoce ese poder evocador de los nombres, cuando presiente que se le va a mentar el nombre de alguien querido por la muerta, de alguien con el quien no quiere tener más relación (relación mental en el futuro consigo mismo) de la que ya tiene debido a las funestas circunstancias, entonces, lo evita. Persigue el desconocimiento porque quiere olvidar, quizás, para vagar con el pensamiento, o quizás el escritor quiere insinuar, escapar del pensamiento, escapar del encantamiento.


La irreversibilidad de las palabras es también recurrente en JM. Como si fuera un niño chico, JM no deja de fascinarse por el hecho de la irreversibilidad de lo que se ha contado, o mejor dicho de lo que se ha escuchado, y de sus inherentes complicidades:


-->el matrimonio como una institución narradora, los oídos que carecen de párpados, las manos manchadas de sangre y la vergüenza del corazón tan blanco; en CTB


-->pero también en MBPM; "Y el niño miraría ya para siempre de otra manera sus aviones de miniatura: para siempre hasta que se olvidara" y "que ya no aguardan en el futuro sino que sestearán para siempre en mi conciencia incansable, mi conciencia que atiende a lo que ocurre y a lo que no ocurre, a los hechos y a lo malogrado, a lo irreversible y a lo incumplido, a lo elegido y a lo descartado, a lo que se retorna y a lo que se pierde, como si todo fuera lo mismo".


3. EL TIEMPO Y SU PODER IGUALADOR


Hay un pasaje maravilloso en CTB, en el que JM describe de una forma silopsista casi, que todo lo que vemos, oímos, aprendemos o conocemos termina por olvidarse. Si lo irreversible era fascinante, ahora y por ello, el olvido lo es más. Las cosas no existen porque existen, sino porque nosotros reconocemos su existencia. En cuanto humanos ese es el último eslabón que nos comunica con el exterior y por qué no, también con el interior. Sólo somos un cúmulo de conocimientos. Conscientes de nuestras limitaciones hacemos fotografías y escribimos cartas para encadenarnos románticamente al presente que está siendo ya pasado, temerosos de un futuro sin raíces. Pero sin embargo, "hasta las cosas más imborrables tienen una duración". Incluso los mejores (y los peores) recuerdos hacen depender su presencia, su existencia, de la fuerza con la que son evocados, de la intensidad con la que fueron grabados. Así pues no es cuestión de existir, sino de perdurabilidad. En otras palabras, es cuestión de tiempo. El refranero popular lo dijo muy sabia y escuetamente: “El tiempo todo lo cura”. En un alarde de bello pesimismo vocacional, JM dice que todo se reduce al momento del registro, el de la carta o el de la foto, que terminarán extinguiéndose cuando nosotros ya nos estemos para valorarlos en su justa medida. Tal y como Roy le dijo a Deckard en Blade Runner: todos estos momentos (artificiales)desaparecerán en el tiempo como lágrimas en la lluvia, confundiéndose unas con otras, su diversa naturaleza se mezclará y ya no será posible distinguir que venía de un robot con pretensiones humanoides ( o humanistas) y que venía de la madre naturaleza, tan altiva y orgullosa ella. "Lo que se da es idéntico a lo que no se da" concluye JM. En cierta medida desprestigia nuestros intentos de "trazar una línea que separe esas cosas que son idénticas y haga de nuestra historia una historia única que recordemos y pueda contarse", porque todos ellos se ven abocados al yugo del tiempo.


4. SOBRE LA CRÍTICA DE BANALIDAD, Y OTRA VEZ LA REPETICIÓN


Algunos han llegado a comentar que CTB sigue el argumento de una telenovela venezolana, y que lo presenta maquillado por un poco de drama y seriedad académica. Es una exageración, pero no creo que esté muy lejos. Si se miran las historias de estos dos libros, los temas que trata no están muy lejos: infidelidades, busca de amores o sexo, alguna muerte dramática, embarazos no deseados... Lo que pasa es que esta crítica pierde de vista lo que te comentado anteriormente. Y es el carácter casi aleccionador de JM sobre el proceso de la narración, sobre el "encantamiento" ineludible que todos sufrimos. JM ha tenido el atrevimiento de hacer literatura sobre la literatura, usar análisis académicos de pura metalingüística para hacer literatura. Pero el que sus historias sean dignas de entrar en los anales de la literatura, no creo que dependan de las historias concretas de sus personajes... yo personalmente ya las he olvidado. Roger Waters, no pasó a ser lo mejor de Pink Floyd por lo que contaba de la guerra y de las exclusiones sociales, sino por la maestría y el don de la oportunidad con que enlazaba unas con otras, su obsesión por el padre muerto en la guerra, su sensación de no sentirse nadie ante el sistema... Su repetición, no era pesada, sino que era justamente lo que justificaba su éxito y su calidad. ¿Quién no se ha visto obligado alguna vez a recorrer el mismo camino a pesar de saber hacia donde le lleva? ¿Quién no se ha dejado llevar por por una concatenación de pensamientos involuntarios, y una vez iniciado no querer frenar el discurrir de los recuerdos? Tachar de repetitivo al minimalismo más clásico de Philip Glass, lo único que denota es que no entiende nada de nada. Lo mismo sucede con JM, desde mi punto de vista.


Todo lo que expresamos lo expresamos por nuestra boca. O ha sido ideado para ello, pero se queda a medio camino. Los personajes de JM no hacen sino hacer obvio lo que todo el mundo debería saber (incluso los personajes de las telenovelas). Y es que hasta el más inculto es un sabio a la hora de expresarse. Somos maestros inigualables a la hora de elegir las palabras. El medio de expresión es el medio humano por excelencia. Conocemos todos los recovecos de las formas en las que nos podemos expresar. Los matices de nuestras entonaciones son armas afiladas. Otra cosa es que unos tengan más formas para expresarse que otros.


Por último, una última justificación (pues a mi me gusta JM) a su repetición es la posible intencionalidad, o al menos, el seguro guiño al lector, para enlazar una obra con otra. Sobre todo en MBPM, donde menciona varias veces los títulos de otros libros suyos, incluso cuando todavía no se habían publicado. Ambos libros con títulos de Shakespeare. Quizás esos dos libros guardan una relación especial entre ellos, al menos así lo he visto yo al reflexionar sobre ellos.


JM es siempre, y afortunadamente, más de lo mismo.

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