27.5.09

ROGER WATERS EN GRANADA 2008.

EL HECHO ES QUE TODO ESTÁ OSCURO.

El concierto de Roger Waters ha sido uno de mis grandes sueños realizados como pinkflodiano y como amante de la música en general. Cuando los Pink Floyd de David Gilmour (junto a Mason y Wright) se pasaron por España con el Division Bell, un directo de proporciones mastodónticas y de una calidad de ejecución impecable (si cabe más que éste último) me caló hasta el alma. Y así lo recuerdo todavía hoy en día. Pero no fue completo. Me faltó una dosis de paranoia antibélica, una credibilidad en cuanto a la identificación con las letras y una implicación política de peso.

Todo esto me lo ha dado la gira de Roger Waters en Atarfe, títulada “The Dark Side of the Moon” con plena justicia porque representaba desde el principio hasta el final ese disco, uno de los mejores y más vendidos de la historia.


Acostumbrado a los conciertos de los jurídicamente denominados Pink Floyd, que se limitan a repetir la estructura en casi idéntico orden a aquel directo que publicaron bajo el nombre de “Delicate Sound of Thunder”, Roger Waters (o podría decir con total exactitud, los Pink Floyd de Roger Waters, porque los verdaderos Pink Floyd con derecho propio para tocar cualquier parte de su repertorio no existen actualmente, y los que ostentan legalmente el nombre de la marca no son en justicia los Pink Floyd al completo, ni siquiera la esencia de los Pink Floyd de los '70, estos sencillamente ya no existen, y todo apunta a que no volverán a existir nunca más salvo excepcionales colaboraciones) me ofreció la oportunidad de oír en directo canciones tan buenas como cualquiera otras, pero más deseadas por no haber sido oídas nunca antes en directo. Efectivamente ¿cómo iba Gilmour a osar tocar ni siquiera una nota del “The Final Cut” cuando ya no se soportaban ni se juntaban para componer en aquella época, con un disco dedicado al obsesivo tema de la guerra y a la muerte del padre de Waters? Pero Waters sí, y lo hace totalmente convencido, como solo él puede estarlo de sus propias convicciones y paranoias, y allí estuve yo para poder registrarlo. Aquí podéis ver un video con todo lo que tocó del The Final Cut; Sothampton Dock y The Fletcher Memorial Home (este último con subtítulos en español, traducción libre de mi cosecha).

Ya cerca de la edad de jubilación se nos presenta con un escenario más pequeño pero rico en efectos visuales, y el primero de ellos trata de jugar con la percepción visual del publico. Cuando se entra en el estadio ya se puede divisar una botella gigante, un vaso igualmente gigante, un avión colgado del techo del escenario y una radio antigua. El truco esta vez consiste en hacer creer que esos objetos están realmente allí. La música que ameniza la espera es de tiempos previos incluso a la creación de Pink Floyd, y aproximadamente 10 minutos antes de la hora señalada y mientras una melodía de Abba interrumpe esa sucesión de éxitos clásicos del rock, sale una mano que cambia el dial de la radio. Esto causa un impacto en el desorientado público, ya que hasta ese momento se creía que esos objetos de tamaño desproporcionado estaban físicamente ahí, y sin embargo al aparecer la mano uno se da cuenta de que se trata de una pantalla digital de calidad extraordinaria, tanto que no fuimos capaces de darnos cuenta de que todo era una ilusión óptica.

El concierto de Atarfe sufrió una avería con las luces y el sonido. El sonido se recuperó pronto, pero buena parte de las luces que iluminan al público tardaron más, por no hablar del artefacto triangular que estaba destinado a envolver a la gente en un haz de luz arco-iris y que... nunca vio la luz. No así el resto del escenario ni la franja de arco-iris que inundó la pantalla en la delirante versión de "On the Run". Y cómo no, el legendario cerdo volador también sufrió algún percance y no voló sobre el público como era su destino. Tampoco fue la primera vez que el cerdo rebelde que no quiso ir al matadero, pero que según pudo oír mi amigo Pablo, el público se hizo chubasqueros con él, así que Rogelio Aguas tendrá que improvisar otro para las siguientes actuaciones. Aunque todo parece indicar que les hace arreglos para cada ocasión ya que los mensajes “Todas las religiones nos separan” y “El miedo construye muros” (en castellano) no son los mismos en cada actuación; el año pasado escribió en japonés cuando actuó en dicho país, la frase "El Habeas Corpus sí que importa" en referencia a las detenciones ilegales de la administración Bush también han rozado la piel porcina en el pasado, y en Coachella decía "No es dejéis llevar al matadero" junto al Tio Sam, y el ya tristemente famoso "No Blood For Oil" en una de las patas. El cerdo tenía nombre y lo llevaba en la panza: Obama, como la apuesta de Waters por un cambio en la politica de EEUU... "ese es mi cerdo", dijo en Dallas refiriéndose a Obama.

A pesar de estos incidentes que sin duda no dejaron ver el espectáculo tal y como estaba diseñado en su integridad, el concierto llenó lo suficiente como para sentirse agraciado de poder ver “el genio creativo de Pink Floyd” (tal y como rezaba la publicidad del concierto, lo cual denota que él insiste en su legitimidad para hacerse nombrar como Pink Floyd), quizás por última vez, tocar temas tan personales e íntimos como “Southamton Dock” y “The Fletcher Memorial Home”. Todo ello acompañado de nuevos rodajes fílmicos (diferentes de aquellos vídeos de 1983 que introducían unas desacertadas notas de humor) que incorporan a la figura de Bush y Sadam Hussein como tiranos que deben ser gaseados.

En algún momento del concierto que no recuerdo, tocó "Leaving Beirut" una de esas canciones que no están publicadas pero que ofreció en su momento en su página web (aquí puedes consultar las letras y el comic que aparecía en la pantalla, en una excelente página web que analiza varios aspectos de Roger Waters).

Matricula de Honor Cum Laude para la imagen de la superficie del sol elevándose en “Set the Control for the herat of the Sun” para bajar más tarde y dejar paso a una magistral interpretación de Shine On Your Crazy Diamonds y las imágenes de galaxias y estrellas junto a las de Syd Barret. Igual se puede decir de "Sheep", única aportación del “Animals” al directo ... grandiosa.

Durante el húmedo descanso, y no me refiero a otra cosa que a la lluvia, la pantalla se convierte en un punto blanco que poco a poco se va agrandando para convertirse en una Luna que adquiere todo su esplendor al son de la intro “Speak to Me” y de la que sale un satélite artificial que se acerca en primer plano al publico. El mismo satélite que vuelve a la cara oscura de la Luna cuando la segunda y homónima parte del concierto termina, simbolizando el fin del viaje al que Roger Waters nos ha sometido. Un viaje por la melancolía, pero también por la reflexión sobre la condición humana, la locura, las clases sociales, las drogas, el tiempo, el dinero, el consumismo y la falsa felicidad (representada por la proyección de miles de píldoras de Soma, las que se les daba a los habitantes de “Un Mundo Feliz”)... un viaje por la parte oscura del ser humano y de la sociedad, hasta el punto de que uno se termina preguntando si no será como dice la última frase del disco, apenas audible y altamente críptica, que “el hecho es que todo está oscuro”... como si lo común fuese la excepción, como si la locura gobernase al ser humano, como si la Luna flotase en un universo donde reina el frío y la oscuridad, y nosotros desde donde estamos, tan solo pudiesemos ver el lado iluminado de la Luna, ingenuamente fascinados por su cara oculta. Si esto es así, y así parece que es, habrá que visitar más veces esa cara oculta de Luna para aprender más sobre nosotros mismos, y sobre todo para disfrutar de la genialidad oculta en los discos de Pink Floyd, por los que no pasa el tiempo.

En el único bis que ofreció cayó el tan esperado “Another Brick in the Wall, part. 2”, el oportuno “Bring the Boys Back Home” con simulación de bombardeo incluido en un campo de batalla, la melancolica “Vera” y el magistral punteo de "Comfortably Numb" … y como diría Roger, “el tiempo se ha pasado, la canción se ha terminado, y pensé que tendría algo más que decir”.
Una curiosidad, al despedirse nos presentó a la banda de la que supimos que participaba el hijo del líder, Harry Waters.

ENLACES: El youtube está plagado de vídeos del concierto y aquí tenéis otros vídeos y crónicas de mejor calidad.

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