El estreno de la película "La pasión" sirvió para contarnos, una vez más, una mitología como un hecho histórico. Semana Santa de 2004
La Pasión de Cristo de Mel Gibson puede ser una buena película, no me voy a meter con ella como obra de arte, porque no la he visto ni la voy a ver. Quiero predicar con el ejemplo y no colaborar con lo que creo que es una mentira. No estoy dispuesto a ignorar la premisa de la que se parte, cuando se decide hacer una película así por determinadas personas. Mi boicot no tiene nada que ver con las absurdas acusaciones de antisemitismo ni con la excesiva violencia: si hay que hacer una película sobre Jesucristo, lo tienen que crucificar los judíos, y aún así hay judíos en la película que son contrarios a esa decisión. Y en cuanto a la sangre, en la era post-Tarantino no cabía esperar un Jesucristo muy diferente. No, no va por ahí la cosa.
A mi lo que me fastidia es el silencio del “Jesucristo-Spiderman”. Me explico. Cuando este verano vaya a ver la película de Spiderman 2, iré a ver la historia de una ficción, una aventura en la que el bueno gana y el malo pierde, una historia también moralizante y estética. La diferencia es que cuando preguntas a su director, e incluso al público, saben que es una historia de ficción. Cuando salgo del cine soy consciente de que Spiderman se queda en la pantalla. Conozco a Spiderman desde pequeñito y nunca se me ocurrió colgarme de las paredes(o al menos nunca lo hice), sabía que me podía dañar. Sin embargo con Jesucristo y sus películas es diferente. Es imposible ponerse a hacer una película sobre Jesucristo y no pretender directa o indirectamente que lo que se narra ha sido cierto, verídico e histórico. Mientras los guardianes de la interpretación de la Biblia mantengan las mentiras, las incongruencias bíblicas, los procesos de censura, mientras se siga defendiendo la fe frente a la razón y a la ciencia, mientras eso suceda, hacer una película sobre Jesucristo significará dar crédito histórico a lo que solo es un pormenorizado escrito de fe, con ciertos datos históricos puntuales y a menudo tangenciales, pero que de ninguna forma se puede confirmar, y en muchos casos se puede incluso negar, con la investigación científica en la mano. Cuando se hace una película sobre un personaje histórico, Ghandi por ejemplo, se sobrentiende que tiene que ser más o menos fiel a lo que sucedió, y cuando no es así se pone un aviso al final de cada película o al principio. Cuando se hace una película sobre una ficción o leyenda, como Spiderman, esas advertencias están de más. El caso de Jesucristo es un caso mixto, es decir, no es un personaje histórico, no lo es al menos la narración pormenorizada de todas su andanzas, a lo sumo su existencia, su muerte y un par de cosas más que se pueden comprobar con referencias extra-bíblicas. Y sin embargo siendo en su mayoría una narración de leyenda, no se hace ninguna advertencia al final ni al principio de la película, basta con decir que está basada en la Biblia para dar por sobrentendido que es... histórica.
Algunos sin duda irán a verla solo por curiosidad, otros siendo creyentes la verán dando por perdido el debate sobre la historicidad de Jesucristo solo para disfrutar de un relato en el que legítimamente creen como enseñanza religiosa y moral. Pero los que han hecho la película y los guardianes de la última palabra en estas cuestiones, seguirán diciendo que todo fue exactamente así (“hasta en el idioma han sido realistas”), incluso habrá quién de entre el público salga sobrecogido por la autenticidad del relato, por haber tenido la oportunidad de haber visto lo que realmente sucedió.
Cuando salgan de la sala, se irán a casa con una sensación especial, una sensación que transmitirán a sus hijos, aunque afortunadamente éstos no podrán verla oficialmente ya que es para mayores de 18 años. Pero imaginemos que peso tendría ahora Spiderman en mi vida si cuando tenía 8 años hubiese visto que mis padres y abuelos se emocionaban al verlo, que lo sacaban en hombros en Semana Santa, que iban a rezarle todos los domingos, que me hubiesen hablado sobre él a la hora del nacimiento y muerte de mis seres queridos, que me hubiesen enseñado un paraíso en el otro mundo... si con todo esos antecedentes hubiese ido a ver una película de Spiderman, sus imágenes se me quedarían plasmadas en la retina y las tendría como las representaciones más autenticas de lo que pasó realmente cuando Peter Parker fue picado por una araña radioactiva. Pues eso mismo me pasó con Jesucristo, cuando hice la primera comunión y me llenaron la cabeza de imágenes de Jesucristo, demás relatos bíblicos y películas bíblicas. Afortunadamente, conforme he ido creciendo me he dado cuenta de la falsedad de la Iglesia Católica y de algunas de sus producciones, entre ellas la propia Biblia.... ¿dónde quedan en la película del ultracatólico Mel Gibson las contradicciones del Nuevo Testamento?, ¿dónde quedan las sospechosas autorías de esos supuestos testigos oculares, y las no menos sospechosas coincidencias con ritos de otras religiones anteriores al cristianismo? Mitra, por poner un ejemplo, también nació el 25 de diciembre de una virgen, fue perseguido, hizo milagros, y resucitó al tercer día... que casualidad...etc, etc... eso son cosas que se las dejan alos eruditos, más vale que la gente de a pie no se entere.
A Gibson le preguntaron por qué otra película más sobre Jesucristo, a lo que respondió: “No creo que otras películas hayan logrado penetrar en la verdadera fuerza de esta historia. O son inexactas en la narración histórica, o tienen mala música, o son de mal gusto. Esta película mostrará la pasión de Jesucristo tal como sucedió. Es como regresar en el tiempo y contemplar aquellos hechos, presentados exactamente como ocurrieron”. El Papa también ha dicho que la película es fiel a los sucesos históricos.
Por eso propongo un boicot a esa película, por la explícita pretensión de historicidad de lo narrado, y no por ninguna posición político-religiosa de su autor, porque solo desde una concepción de un Jesucristo-Spiderman, solo sabiendo hasta qué punto hay historia y hasta qué punto hay ficción en los relatos que inspiran la película, se puede ir a verla para apreciar su arte sin resultar empapado de la mentira histórica que nos quieren hacer creer que sucedió. De la misma forma que si Oscar Wilde hubiese dicho que la narración de “El gigante egoísta” hubiera sido histórica y no un cuento para niños, de la misma forma creo que la Iglesia Católica y Mel Gibson están promocionando una mentira (aunque ellos sin duda la vean como verdad científica), una mentira consagrada por imágenes que valen más que mil palabras, especialmente cuando las palabras son mentiras (o al menos no han sido probadas como verdades históricas).
No iré a ver la película de Mel Gibson, pero si creyéndome inmune a las impías imágenes religiosas cayese en la tentación de darle mi dinero a un proyecto mentiroso que se vende como verdad histórica, entonces, para expiar mi iniquidad iría a verla reivindicando un Jesucristo-Spiderman.
Pepe Crespo.
Pepeeeee
ResponderEliminarque alegría encontrarte en esto del blogger - pero te me has puesto muy serio, deberías escribir algo más sobre la alopecia, las cagarrutas y la coprofagia.
yo también soy un aficionado a esto de dejar escapar la presión, pero desde una perspectiva surrealista-nihilista-bazofia-tocaloshuevosista.
a partir de ahora sigo tu blog, que lo sepassssss
espero entrada sobre como la gente copietea sin piedad los discos de Michael Nyman de los amigo:-))
abrazos de Venancio Astúrdiga: www.arrancapapas.blogspot.com
Don Venancio,
ResponderEliminaryo tenía la fama de ser el más chalao, pero después de ver tu blog... veo que me destronaste hace mucho.
Es un placer volverte a encontrar.
Hola Chiiiiiiiiiiiiiirooo
ResponderEliminarefectivamente he perdido los papeles hace tiempo, y estoy muy orgulloso de eso. Si el mundo cada vez es más absurdo (como tú bien recoges en tus posts) por qué no contraatacar con más absurdo? Es una guerra de nervios.
he aqui un lobo vestido de lobo!!! (hueco por dentro y por fuera)
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