Yo personalmente encuentro muy difícil llamar asesino a mi vecino del cuarto que es militante del PP. Mi vecino es buena persona y mis relaciones con él son cordiales. Me pregunto entonces que necesidad hay de crispar mi vida vecinal llamándole asesino cuando él realmente no ha asesinado a nadie.
Y sin embargo no puedo evitar el paralelismo entre la situación en el País Vasco y esta guerra. Los miembros de Herri Batasuna (y sus diversos nombres) no han condenado los asesinatos de ETA. Los miembros de Herri Batasuna no han apretado tampoco ningún gatillo. Pero a ellos si se les puede llamar asesinos. Si yo fuera vecino del País Vasco me resultaría chocante tener que decirle a mi vecino que es un asesino, ya que él no ha apretado el gatillo, y sin embargo creo que tendría una obligación moral de, sino decírselo personalmente, sí decirlo colectivamente y en público cuando todo un partido es el colaborador. Creo que es justo denunciar a quien colabora de una forma u otra con el terrorismo. Pero lo haría también quizás con la ilusa esperanza de que al recibir esa acusación cambiase de postura, y se opusiese en el seno de su organización al crimen organizado de ETA. A pesar de no ser ciudadano vasco, he elevado mi voz en varias ocasiones para denunciar esa colaboración criminal y he lucido orgulloso el lazo azul. Y por si fuera necesario decirlo, también he levantado mi voz contra Sadam como miembro de Amnistía Internacional, organización usada por Aznar en el Parlamento para su causa pero que no se ha demostrado muy favorable a la guerra que digamos.
Quiero dejar claro que cuando hablo de asesinato, no hablo de responsabilidad jurídico-penal, sino de responsabilidad política, la misma que exige Javier Arenas. Responsabilidad política por un apoyo político; si además se demostrase fehacientemente la colaboración penalmente punible, entonces ya sería cuestión de ir a los tribunales, ya sea el Tribunal Supremo en el caso de Batasuna, o el Tribunal Penal Internacional si aquí no se juzgan los presuntos delitos por parte del PP.
La segunda parte del paralelismo sería un gobierno cómplice con el terrorismo de EEUU. EEUU hace terrorismo de estado manifiestamente en cuanto que huye de la ONU cuando prevé que ésta no le va apoyar, y termina actuando al margen de la legalidad para defender intereses nacionales (algunos más sucios que otros)... eso es terrorismo de estado. La única diferencia entre Bush y un etarra es que uno actúa con mayores medios que el otro, y su impunidad le permite delinquir con la cara descubierta y presentarse como defensor de la libertad. Pero los asesinatos, las amenazas previas, la sordera pública y su esencia de cateto nacionalista son los mismos en uno que en otro. Pues bien, el gobierno de Aznar ha colaborado activamente con apoyos políticos desde la tragedia del 11-S a los planes de Bush, cuando la teoría del ataque preventivo se proclamaba a los cuatro vientos y nadie del gobierno la rebatía torticeramente, diciendo que la situación actual de Irak era la misma que hacía 12 años y por tanto no podía ser considerado preventivo. Aquella inicial solidaridad se convierte en servilismo en el momento en el que no se le pone limite. Todas las ansias asesinas de Bush, todas sus mentiras públicamente descubiertas, sus burdas estratagemas jurídicas en el ámbito internacional y el pisoteo de las libertades que dice defender en su propio territorio, su desprecio al disidente y su insulto simplista a la inteligencia de los pueblos (el que no está de nuestro lado está contra nosotros), pero sobre todo su campaña militar y la búsqueda activa de apoyos políticos que la justificasen... todo ello no ha sido frenado en ningún momento por nuestro gobierno, ni siquiera cuando un ciudadano nuestro está en Guantánamo. Muy al contrario, el gobierno de Aznar se ha callado hasta que ha podido e incluso ha jaleado cuanto ha podido las tesis de Bush en el Parlamento, en periódicos y con tertulianos incondicionales que se ven incapaces de cumplir eficazmente su papel como voceros del gobierno.
Así que tenemos a un grupo parlamentario que apoya el terrorismo y una guerra ilegal, unos GAL internacionales en Afganistán, y un saqueo del petróleo en el que de paso se quitará de en medio a un antiguo colaborador que ahora se ha vuelto rebelde, aunque sea igualmente asesino. A veces el silencio no es una opción moral, aunque lo contrario sea políticamente inconveniente. Creo que el gobierno del PP ha tenido varias ocasiones en manifestar su postura en contra de esta guerra, es decir, para no apoyarla. Algunos a título individual lo han hecho, otros incluso han dimitido; mi más sincera alabanza para ellos. Ellos son hoy por hoy, en términos éticos, lo mejor de la derecha española y espero que también su futuro. Pero el resto ha preferido mantenerse del lado del silencio y no condenar esta macro-injusticia, cuando ha sido tan avisada y tan pública que por primera vez en la historia se ha creado un movimiento anti-guerra tan enorme, tal y como decía Chomsky, ya que ni siquiera en Vietnam la respuesta fue tan rápida. Ellos pasarán a la historia como el grupo que apoyó y luchó activamente para esta guerra. Su silencio y/o sus vítores los hacen cómplices, y merecedores del controvertido calificativo político de asesinos. Aunque no aprieten el gatillo. Aznar me podrá llamar nazi... pero yo creo que si hoy en día hay un Hitler en el mundo sería aquel que tiene poder económico-militar para invadir un país, aquel que inventa conspiraciones y amenazas ficticias curiosamente focalizándolas en pueblos de otras etnias... ese señor es Bush, el mismo que el señor Aznar apoya incondicionalmente.
No pretendo equiparar absolutamente al PP con Batasuna. Los segundos son capaces de usar el miedo y la dictadura que de facto se vive en el País Vasco, se sientan al lado de personas que ven amenazadas sus vidas, mientras que con el PP, los miembros de la oposición no ven amenazadas sus vidas por sentarse junto a uno que discrepa. Y sin embargo en lo principal se empiezan a parecer; la no condena del uso ilegal de la fuerza que provoca muertes a miles. Jurídicamente es la no condena lo que ha fundamentado la ilegalización de Batasuna. ¿Hasta dónde va a llegar la indignidad de los militantes del PP?, la de mi vecino también (al que seguiré saludando cordialmente) que no se desmarca de toda esta bajeza moral y que mira hacia otro lado cuando muchos vecinos bajamos con la pegatina del "No a la Guerra" puesta, pero sobre todo es la indignidad de todos aquellos que tienen altos cargos, la más sangrante, nunca mejor dicho.
No soy partidario de la violencia, y no deseo que mis palabras sirvan para linchar a nadie del PP, eso deshonra al movimiento contra la guerra y hace victimas a los verdugos políticos. Pero me niego a callarme lo que creo justo decir, y es que los miembros del PP se han puesto de parte del matón del barrio, se han saltado la legalidad descaradamente y todavía se atreven a mantener lo contrario, van bajo unas siglas que ya están manchadas de infamia y sangre (incluso española), se ganan cada día una acusación que en ninguna forma veo punible y sí en cambio muy coherente con el precedente del País Vasco... la acusación, con todos sus matices y con la tranquilidad de ejercer la dignidad política es la siguiente: ASESINOS.
Me solidarizo con la página www.noalaguerra.org y hago mía su acusación y su responsabilidad jurídica. Las guerras no suceden por casualidad, tienen unos responsables: "malditas sean las guerras y los canallas que las apoyan"
Abril de 2003.
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